Me acosté pensando en vós,
me acostaba en mi cama para imaginarte
caminar conmigo, de la mano.
Pensaba que nunca más te vería,
pero llegaste, llegaste como siempre, cuando no se te espera,
igual que un temblor, o una tormenta.
Y fuimos a caminar, como cuando éramos pequeñas,
Sólo que esta vez le hemos ganado a la inocencia,
Y los pies se llenan de arena...
Y las olas nos corretean los deditos,
como si nos invitaran a jugar.
De nuevo los rizos de tu cabello se te enredan en la cara,
y yo me río, mientras te lo muevo hasta detrás de la oreja.
Vemos en nuestros ojos algo que nunca vimos, y siempre ha estado.
Me besas y me gusta, porque es nuevo...Y porque puedo.
Y nos escondemos como si fuéramos pequeñas que
hacen travesuras de nuevo.
Pero ahora las travesuras se vuelven juegos de amor,
y besos en los pechos.
Y mientras me muerdes, te beso el vientre, y te hago esperar,
me haces cosquillas juguetonas, y te sonrojas,
porque sabés que lo que va a pasar es inevitable.
Luego, me duermo pacífica en tu pecho,
mientras el latido de tu corazón es un arrullo;
y mientras sueño con el mundo...Y despierto.
Sola en mi cama...
Debajo de las sábanas mojadas...
Con tu olor en mi cuerpo...