A medida que pasa el tiempo, se nos van olvidando mucha cosas. El trabajo, la U, la casa, y demás hacen que se nos vayan olvidando las cosas. Y hasta se nos olvida recordar.
Hay muchas cosas que he olvidado por recordar cosas que no deberia.
En lugar de recordar cómo se llama el mae que me hizo mucho daño el año pasado, debería recordar cómo se llamaba la vecinita con quién jugaba en mi infancia.
Todos deberíamos recordar más, porque es sano, y así vemos todo lo que hemos aprendido.
Deberíamos recordar lo que se siente majarnos un dedito y que mamá nos de um beso y nos ponga una curita.
Deberíamos recordar lo que se siente sacar una nota "roja" y el horror que representa tener que dársela a los papás para que la firmen.
Deberíamos recordar esa adrenalina de "fugarse" de clases.
A veces, sólo a veces, deberíamos recordar a esa gente del pasado que, por una u otra razón ya no son parte de nuestra vida.
Deberíamos recordar la última vez que reímos hasta las lágrimas.
Y así, también, recordar la última vez que lloramos hasta dormirnos.
Deberíamos recordar cómo es comer confites hasta que se nos lastime la lengua.
Deberíamos recordar cómo es meterse a una piñata.
Deberíamos recordar cuando los tiempos eran más fáciles.
Para así, más adelante, ver estos tiempos y empezar a recordar.
Hay muchas cosas que he olvidado por recordar cosas que no deberia.
En lugar de recordar cómo se llama el mae que me hizo mucho daño el año pasado, debería recordar cómo se llamaba la vecinita con quién jugaba en mi infancia.
Todos deberíamos recordar más, porque es sano, y así vemos todo lo que hemos aprendido.
Deberíamos recordar lo que se siente majarnos un dedito y que mamá nos de um beso y nos ponga una curita.
Deberíamos recordar lo que se siente sacar una nota "roja" y el horror que representa tener que dársela a los papás para que la firmen.
Deberíamos recordar esa adrenalina de "fugarse" de clases.
A veces, sólo a veces, deberíamos recordar a esa gente del pasado que, por una u otra razón ya no son parte de nuestra vida.
Deberíamos recordar la última vez que reímos hasta las lágrimas.
Y así, también, recordar la última vez que lloramos hasta dormirnos.
Deberíamos recordar cómo es comer confites hasta que se nos lastime la lengua.
Deberíamos recordar cómo es meterse a una piñata.
Deberíamos recordar cuando los tiempos eran más fáciles.
Para así, más adelante, ver estos tiempos y empezar a recordar.